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¿Qué es el masaje terapéutico?
El masaje es un remedio terapéutico que ha acompañado al hombre desde el albor de los tiempos con un objetivo principal: eliminar o atenuar el dolor de las personas que por unos motivos u otros lo sufren.
Por lo tanto entendemos el masaje terapéutico como el conjunto de maniobras y movimientos aplicados por el terapeuta al receptor de la terapia consiguiendo efectos beneficiosos como:
- sensación de bienestar, sobretodo si se aplica con habilidad.
- resulta un tratamiento más tangible que el simple consejo médico.
- consigue un alivio positivo e inmediato de los síntomas que es lo que interesa a muchos enfermos.
En definitiva, «tocar» con la intención de aliviar el dolor y relajar.
¿Qué beneficios nos aporta un masaje terapéutico?
Un masaje suave y superficial, por mecanismo reflejo, produce dilatación capilar y relajación muscular, lo que da lugar a sedación (apropiado para estados de ansiedad). Un masaje más rápido y profundo, por su acción mecánica, produce estimulación, mejora la excitabilidad muscular y produce deseo de actividad (indicado en estados de apatía y depresión).
El masaje, al producir un aumento de la circulación, da lugar a un mejor desalojo de los productos de desecho y proporciona mayor cantidad de sangre fresca y oxigenada; de este modo mejora la nutrición muscular su flexibilidad y -en definitiva— su vitalidad.
Otra acción de las manipulaciones masoterápicas que hay que tener en cuenta es el hecho de que no alteran el equilibrio ácido-básico, como sucede con el ejercicio, que da lugar a acidosis. Además, impide la concentración de ácido láctico y de otros metabolitos.
A pesar de estas acciones beneficiosas sobre los músculos, es necesario hacer constar que el masaje no aumenta la fuerza ni la masa muscular, ni impide por sí solo la atrofia muscular.
El incremento del flujo sanguíneo que origina el masaje produce también una mejoría en la nutrición de los nervios periféricos; éstos, según sean sensitivos, motores o secretores, responderán de forma diferente. Así, sobre los nervios sensitivos, el masaje produce una disminución de su sensibilidad, disminuyendo la percepción del dolor por lo que su acción es anestésica; sobre los motores, aumenta su excitabilidad, la contracción muscular y los deseos de actividad, y sobre los nervios secretores, da lugar a un aumento de la actividad secretora de las vísceras por ellos inervadas.
Finalmente, la acción del masaje sobre una extensa superficie corporal produce una sensación de bienestar consecuente a sus efectos tónicos y sedantes.
La atención individualizada y continua en el enfermo que exige el masaje hace que sus efectos psicológicos sean, en muchos casos, tan beneficiosos como los efectos fisiológicos.
El masaje, tanto por el mecanismo reflejo como por el directo, influye beneficiosamente sobre la circulación, sobre la respiración, sobre la digestión y sobre otras funciones vitales.
Cabe señalar, por último, que las alteraciones articulares se ven también favorecidas por la acción mecánica del masaje. Éste genera una mayor elasticidad de sus componentes retraídos, facilita la absorción de los exudados articulares y contribuye a la resolución de adherencias peri y endoarticulares.
Mecánicamente, el masaje constituye una ayuda para la circulación, ya que favorece el retorno venoso y linfático, y previene la estasis vascular. Mediante la presión, los sistemas venoso y linfático se vacían fácilmente, se colapsan, el líquido se desplaza de la zona comprimida y los productos de desasimilación son conducidos a otras vías naturales de eliminación; de este modo aumenta la velocidad circulatoria y el intercambio metabólico. En definitiva, un masaje bien aplicado favorece tanto la circulación sanguínea como la linfática.
Por lo tanto, a modo de resumen, entre los beneficios del masaje terapéutico podemos distinguir los Fundamentales y los Secundarios. Los primeros serían:
- Analgésico: Aumento de las endorfinas (alivian el dolor). Relajante (se elevan los niveles de betalipotropinas, encargadas de compensar la adrenalina). Reductor de la tensión muscular y de la excitabilidad de las terminaciones nerviosas. Antiespasmódico.
- Estimulante: se estimula la piel y tejido celular subcutáneo. también el músculo, aumentando su capacidad contráctil.
- Vasodilatador y estimulante circulatorio: Mejora los sistemas circulatorios (arterial, venoso y linfático). Reduce la tumefacción, así como la estasis vascular, exudados y edemas. Aumenta el flujo arterial y calienta los tejidos. Favorece el drenaje.
Como consecuencia de estos tres efectos fundamentales, derivan los secundarios:
- Los tejidos se elastifican: músculos, tendones, fascias, cápsulas articulares, ligamentos, piel y cicatrices.
- Importante efecto psicológico: despierta la sensibilidad, produce confianza, aumento de la autoestima, expansión afectiva y sensación de bienestar general (se liberan endorfinas, la hormona de la felicidad).
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¿Qué tipo de maniobras se realizan en un masaje terapéutico?
El masaje Sueco: las maniobras más utilizadas.
1.Effleurage (Acariciamientos)
Son pases neurosedantes que se realizan con la yema de los dedos, mediante roces muy superficiales por la piel de paciente, como si se le acariciara. Deben ser pases lentos y largos, alternando cada una de las manos. Suelen realizarse al comienzo (prepara los tejidos para las siguientes maniobras) y al final de cada sesión (libera los tejidos de la carga magnética creada por las manipulaciones). Con esta maniobra, limpiamos la piel, mejoramos la circulación dérmica y la función secretora de las glándulas sebáceas y sudoríparas (favoreciendo la eliminación de sustancias tóxicas a través de la piel). Así mismo, es una maniobra de mucha importancia en el tratamiento que nos ocupa, pues significa la primera toma de contacto con el paciente, predisponiéndolo para recibir el masaje en las mejores condiciones posibles. Además, el effleurage es sedante, disminuye el grado de exitabilidad del sistema nervioso central (SNC).
2.Roces
Es la principal maniobra entre las técnicas de masaje. Consiste en rozar o deslizar la mano sobre la piel del paciente sin producir deslizamiento de los tejidos subyacentes en el caso del roce superficial.
Esta maniobra es la introductoria a cualquier sesión. Por ello también se le conoce como “maniobra inicial” o “toma de contacto”. Así mismo se emplea para finalizar el masaje.
Un elemento importante a la hora de aplicar un roce es su ritmo que será lento y uniforme, dejando los ritmos rápidos solo para conseguir efectos de calentamiento superficial.
También existe el roce profundo, el cual se diferencia del superficial porque alcanza tejidos profundos (músculos, sistema vascular, fascias, etc.), aparte que es una técnica mixta de roce con desplazamiento y una ligera presión. Se utiliza con frecuencia como medio de derivación circulatoria, de retorno y linfática. Las técnicas de roce profundo, se pueden aplicar sobre grandes masas musculares y zonas contracturadas, con fines relajantes.
3. Fricción
Esta maniobra pretende una movilización de los planos superficiales de piel sobre planos más profundos. Este tejido será tan amplio como la laxitud del tejido celular subcutáneo lo permita y el paciente lo tolere.
En esta maniobra la mano del fisioterapeuta y la piel formaran una unidad que buscara la presión controlada de los tejidos profundos de la zona a tratar, siendo esta una de las características más importantes.
La aplicación de las técnicas de masaje de fricción es mediante la utilización de los pulpejos, requiere de menor superficie de contacto que el roce. Los movimientos que la caracterizan son los circulares y los elípticos, así como los breves y precisos. Los movimientos de fricción tienen como objeto fundamental despegar la piel de los planos profundos subyacentes.
Puede efectuarse de forma rápida y enérgica (para conseguir un efecto de hiperemia) o suave y lenta (relajación, analgesia y destrucción de adherencias).
4. Presiones. (Compresiones)
Las técnicas de masaje no siempre incluyen el desplazamiento de las manos. Tal es el caso de la compresión. En esta técnica no hay desplazamiento de los dedos. Se comprime y presiona la zona o región que se quiere tratar. La compresión puede ser estática o mantenida y compresión con deslizamiento, para comprimir una zona más o menos durante algún tiempo. Ya sea en forma estática o con deslizamiento se requiere de mucha energía.
Esta maniobra consiste en comprimir una zona, abarcándola entre las manos o entre los dedos o entre la mano y plano duro, que generalmente suele ser óseo. Es importante mantener el ritmo y la intensidad uniforme a fin de obtener efectos homogéneos. La fuerza ejercida sobre zonas musculares será mayor y más enérgica que la empleada en zonas vasculares, edematosas…
La auténtica presión profunda es la que se realiza sobre zonas dolorosas, pequeñas y concretas, o puntos “gatillo” (trigger). El tiempo de duración se determina por la persistencia del efecto analgésico. Se recomienda, al menos, de 30 a 60 segundos.
5. Amasamiento
Esta técnica tiene como base la compresión de la piel, tejido subcutáneo y músculos subyacentes. El amasamiento exige una mayor fuerza e intensidad de las manos. Consiste en coger, deslizar y levantar los tejidos musculares, intentando despegar los planos profundos y buscando desplazarlos transversalmente de un lado a otro, realizando al mismo tiempo una presión y un estiramiento con ligera torsión del vientre muscular, por lo tanto es necesario el uso de medio deslizante. En función de la parte de la mano que se utilice, puede dividirse en amasamiento digital, dígito-palmar, dígito-nudillar, nudillar, pulpo-pulgar, tenar…
Para realizar esta maniobra se colocan las manos sobre la zona cuyos músculos se quieren amasar, entre lo dedos se intentara coger la masa muscular a tratar, realizando con las manos un efecto de garra que sujete firmemente los tejidos para poder realizar a continuación un movimiento de despliegue seguido de una torsión y estiramiento rítmico.
Ésta es de las manipulaciones más importantes, ya que ayudan a estimular, alimentar y reforzar los músculos, hasta llegar a la profundidad del hueso. Abarcan las masas musculares, las fascias envolventes, aponeurosis y tendones de la zona tratada. Además, moviliza eficazmente los líquidos intersticiales, no estando indicado realizarla con brusquedad o en músculos especialmente dolorosos, ya que podemos producir la reacción contraria a la deseada, como por ejemplo agujetas o calambres.
Es sedante cuando se realiza con lentitud y estimulante si se lleva a cabo con rapidez e intensidad.
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6. Percusiones.
Consiste en movimientos sucesivos realizados con el borde cubital de la mano, en la que los dedos golpean unos con otros con un toque elástico, su principal característica es la perdida de contacto repetido con la piel y, no se aplican nunca en músculos doloroso o contracturados, tampoco en caso de fragilidad capilar (menstruación), ni sobre paquetes vasculonerviosos (ingle, axila), ni sobre órganos frágiles (hígado, riñón o bazo).El impacto deberá ser muy breve y la presión, aunque enérgica, deberá estar calibrada en relación al efecto que se pretende conseguir. Son técnicas de masaje estimulantes por excelencia, al igual que la percusión capaz de normalizar el tono muscular y con claro efecto estimulante circulatorio.
Una conocida variedad de percusión es el claping, con la palma de la mano ahuecada, de aplicación preferente sobre la caja torácica, por su efecto tónico y movilizador de las secreciones bronquiales, favoreciendo así, una respiración más ligera. Se aplican también como vasodilatador local y sobre un área cutánea metamérica, actuando así por vía refleja sobre los órganos afectados por dicha metámera.
7. Sacudidas:
Se derivan de las vibraciones. Su efecto es suavizante y relajante sobre los músculos y manipulativo sobre las articulaciones. Son efectivas para soltar la tensión en brazos y piernas, para acelerar la circulación y reestablecer el tono muscular. Es una maniobra a caballo entre la decoaptación articular y la manipulación, pero debe tenerse muy en cuenta puesto que la sensación de alivio, soltura y desbloqueo, muy beneficiosa en el paciente siempre y cuando se realice con la suficiente pericia y sin exceso de brusquedad.
8.Torsiones:
Se realizan en grandes músculos largos. Tienen como base el amasamiento. Esta técnica se utiliza en el masaje descontracturante debido a que utiliza las fuerzas de cizallamiento (como retorciendo un trapo empapado en agua) en la zona a tratar provocando una eliminación de la tensión muscular, aplicada en ambas manos en un movimiento simultaneo. Es importante utilizar medio deslizante.
9. Pellizcamiento:
Se utiliza en cicatrices adheridas con el fin de flexibilizarlas y despegarlas, y sobre fascias y tendones con fines estimulantes. Una modalidad muy utilizada y beneficiosa es la llamada “pinza rodada”, con el propósito de despegar la piel de los planos subcutáneos y liberarla así de posibles adherencias, oxigenándola y nutriéndola.
10. Vibración:
A partir de una presión estática y variando su intensidad rítmicamente se intentaran producir movimientos de pequeña oscilación sobre la zona en tratamiento. Durante su aplicación las manos nunca pierden el contacto con la piel.
Las técnicas de masaje vibratorio requieren de un entrenamiento y una cierta pericia manual, pues solo de esta manera el terapeuta consigue una frecuencia suficiente sin llegar a agotarse rápidamente. Sin embargo, el terapeuta en este caso puede echar mano de los masajeadores por vibración que actualmente dispone el mercado consiguiendo mejores resultados sin fatigarse sin necesidad. Su efecto sobre el sistema circulatorio es estimulante periférico y sobre el sistema nervioso calmante y sedativo.
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